“Lo
que no se vale”
1.- Uso de proyector: Es importante aclarar que
únicamente hemos mencionado diversos tipos de cartillas y no proyectores, ya que
en la exploración de un paciente con visión baja nunca utilizamos este tipo de
instrumentos, ya que no nos permite modificar la distancia de la prueba,
disminuye el contraste y se modifica la valoración de la agudeza visual debido
al factor de deslumbramiento que pueda o no existir dependiendo de la
iluminación ambiental.
2.- “Cuenta dedos”: Es fundamental el poder
cuantificar la agudeza visual, por lo que la anotación tan común de “cuenta
dedos a x distancia” no nos es suficiente, ya que conlleva muchas variables,
tales como diferente tamaño de los dedos de los exploradores, tanto de longitud
como de ancho; diferente coloración de la piel, contraste variado y poco
controlable entre la mano y el fondo.
De tal manera que en muchos casos hemos encontrado que en una persona a
la que se había registrado una visión de: “cuenta dedos a 50 cm” por ejemplo,
podemos cuantificar una visión hasta de 3 o 4 pies sobre 200.
3.- Dejar de cuantificar
la visión porque “aparentemente” la persona no ve. ¡Nunca hay que dejar de intentarlo, se lleva uno muchas
sorpresas! Y esto es válido también para personas con daño cerebral y en las
que aparentemente no se puede establecer comunicación, como en aquellos con
secuelas de accidentes vasculares cerebrales y afasias, disfasia, trastorno
cognitivo. En estos casos, el uso de la cartilla de Feimbloom me ha sido de
gran utilidad, ya que los pacientes con trastornos de lenguaje pueden expresar
el número del optotipo que se explora, con los dedos o balbucear el número. Recuerdo a una paciente con disfasia
que la única palabra que pronunciaba era “aretricias” (ignoro qué quería decir)
y al ir señalando los opotipos de Feimblom ella iba expresando los números con
sus dedos y diciendo la palabra “aretricias”. ¡Pudimos cuantificar la agudeza visual! Tenía una visión
baja moderada y con una pequeña corrección para visión cercana ella fue capaz
de tener asimismo una terapia de rehabilitación de tipo cognitivo.
Cuando el paciente no
logra ver ningún opotipo, entonces
sí podemos registrar movimiento de manos, percepción y proyección de luz y
color, percepción y proyección de luz, percepción sin proyección o no
percepción de luz, según sea el caso.
Me he encontrado con la pregunta ¿si el paciente puede o no percibir la luz es lo mismo?
¡No! Para la persona es una gran diferencia, ya que el poder percibir la luz le permite saber si es día o noche, conservar su ritmo circadiano, poder orientarse con la luz, saber dónde está la puerta, etc. De tal manera que nos interesa mucho poder determinar estas diferencias, pues de ellas dependerá el comprender cabalmente el estado de la persona y determinar el tipo de rehabilitación que le será sugerida.
2) Visión Cercana
Ya que una de las
principales quejas de los pacientes con visión baja es la dificultad para la
lectura, y en los niños, es la fuente del aprendizaje, la valoración de la visión cercana es
fundamental en este tipo de exploración.
Debemos de cuantificar la visión cercana en todos los pacientes, sin importar si son présbitas o no.
Las cartillas de Snellen o
Jaeger que usamos comúnmente en la consulta oftalmológica general no las
empleamos con las pacientes con visión baja ya que puede resultarle muy
frustrante el no poder leer “ni las letras más grandes”, sino que empleamos
cartillas especiales que se describen a continuación.
Cartillas para visión
cercana:
Las hay de letras separas,
de palabras, de números, con texto continuo para adultos y con texto continuo
para niños.
1.- Cartilla para visión
cercana ETDRS. Es la sección
inferior de la cartilla para lejos, conservando las mismas características y
ventajas. Tiene como antecedente
la cartilla de Ferris-Bailey diseñada en 1980, empleando ya letras aisladas de
grado de dificultad semejante, el mismo número de letras en cada renglón y conservando
una progresión logarítmica del tamaño de las letras, así como la separación
entre ellas tanto en el sentido horizontal como en el vertical. En la década de
los 80 se introdujo la cartilla ETDRS de letras aisladas con acotaciones
laterales en las que se especifica el tamaño de la letra, así como la agudeza
visual si le cartilla es usada a 40 o 20 cm y la adición aconsejada para
mejorar la visión cercana. Está diseñada para ser usada con una adición de
+2.50 a una distancia de 40 cm.
La cartilla de Lithhouse para visión cercana, que ha sido modificada y
mejorada en dos ocasiones es la que usamos regularmente. Está basada en la ETDS
y cuenta con una columna en el lado izquierdo con el tamaño de la letra, en
anotación M.
2.- Cartillas con
números. Como la diseñada por el
Dr. August Colenbrander, o la de
la Lighthouse. Es útil cuando nuestro paciente es contador, por ejemplo. La
lectura de los números necesita de mayor precisión que la de las letras, ya que
aún no viendo perfectamente una letra, es posible inferir la palabra y no así
los números.
3.- Cartillas con palabras sueltas. Como la
cartilla de Jugo (es la primera de las palabras) de la Lighthouse, en la cual
la progresión del tamaño del impreso de las palabras sigue un incremento logMAR
(logaritmo del mínimo ángulo de resolución), sin embargo no usa un
espaciamiento proporcional entre las palabras ni entre los renglones. La
agudeza visual cercana puede ser inferior a la obtenida con la de letras
aisladas ETDRS, debido al incremento de la interacción entre las letras de cada
palabra. Puede ser usada a cualquier distancia, pero el equivalente Snellen que
contiene está calculado para 40 cm.
4.- Cartillas con texto
continuo. Con ellas se explora tanto el mínimo de resolución visual así como la
habilidad para la lectura. Hay textos para niños y para adultos. En español se
cuenta con traducciones de Lighthouse, que debemos decirlo, tienen algunos
errores ortográficos, los cuales en ocasiones dificultan la lectura o bien, si
el paciente puede identificarlos nos indica que realmente está viendo todas las
letras de la palabra y no únicamente infiriendo lo escrito. Actualmente
contamos con una caritilla de texto continuo originalmente diseñada en español,
con el mismo número de letras en cada renglón y siguiendo las reglas de la
progresión logMAR, que ha sido diseñada por el Opt. Iván Camacho.
Es importante hacer notar
que todas estas cartillas están diseñadas e impresas en un contraste máximo
(negro sobre blanco) el cual no se encuentra en muchos textos de uso cotidiano,
como en el periódico.
Método
a) Forma “Libre”:
Acostumbro realizar la valoración de la visión cercana con las lentes que el
paciente suele utilizar, a la distancia que le es habitual, con la cartilla
para visión cercana de Lighthouse, tipo ETDRS. De esta manera cuantifico la
visión, anotando la distancia a la que se hizo la prueba. Hay que recordar
revisar las lentes que usa el paciente, tanto la graduación como el estado de
las mismas lentes, si están sucias, rayadas, colocadas en forma anormal en el
armazón.
Si el paciente me refiere
sentirse con mayor comodidad leyendo –o intentando hacerlo- sin lentes
correctoras, lo valoro de esta forma, esto es de gran importancia especialmente
en los pacientes miopes. Entonces, se les permite la aproximación que ellos
deseen, registrando la medición de la letra más pequeña que pudo leer asimismo
la distancia a la que lo hizo. Por
ejemplo: VC OD 20/100 sin
corrección a 10 cm. Esto me es de
muy útil pues me ayuda a valorar la capacidad de aproximación del paciente, así
como a inferir una probable miopía.
También es importante
observar y registrar el movimiento de cabeza, la posición de la cartilla, la
respuesta a la iluminación y en general la actitud del paciente en relación a
la lectura.
b) Valoración con ADD
+2.50. Por supuesto, si estamos
hablando de adición, será necesario realizar previamente un cuidadoso estudio
de refracción, del cual, por fines didácticos detallaremos más adelante, pero
en este momento mencionaré lo relacionado a la valoración de la visión cercana
con una adición de +2.50, como indica la cartilla ETDRS para visión cercana.
En el armazón de pruebas
se coloca una ADD de +2.50 y se pide al paciente que lea la letra de menor
tamaño visible a una distancia de 40 o de 20 cm. Se registra la visión cercana
y la distancia a la que se realizó.
Nunca se debe de explorar
la visión cercana a través del foroptero, sino con un armazón y lentes de
prueba. Me gusta comentarle al paciente, en el momento en que le coloco dicho
armazón con la corrección, que es una prueba, que aún no es la prescripción,
pues en ocasiones experimentan cierta
decepción al no lograr ver mejor que lo que logran habitualmente y
pueden interpretarlo como un mal pronóstico para su corrección visual.
Recordemos que estamos frente a una persona que seguramente ya ha visitado a
muchos médicos, que ha recibido múltiples opiniones negativas y que está
pasando por una etapa de cambio muchas veces asociada a depresión.
c) En todos los casos –con
lentes que usa el paciente, sin ellos, con ADD de +2.50, etc- se valora la
visión cercana obtenida con cada ojo por separado y después con ambos ojos. Con
ello podemos localizar si el mejor ojo es el dominante o no, lo cual se irá
comprobando a medida que continuemos con la evaluación funcional de la visión.
d) Iluminación. Es preferible utilizar la iluminación
ambiental regular y una iluminación especial, de luz incandescente sobre la
cartilla, cuidando que no ocasione deslumbramientos. Es aconsejable que esta
lámpara tenga un reóstato para así poder graduar la intensidad luminosa de
acuerdo a la preferencia del paciente. Es ideal el poder registrar dicho nivel
con un fotómetro. Aunque recordemos que el paciente con visión baja puede en
ocasiones requerir de mayor intensidad de iluminación y en otros momentos
presentar deslumbramiento y malestar con una iluminación semejante.
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